Arroyos que arrollan
“Mi pensamiento siempre evoluciona. Steve me enseñó bien: nunca te cases con tus convicciones del ayer" (Tim Cook, Apple)
Claro, para ustedes, amigos latinos no argentinos, puede ser confuso. Si yo les cuento que elegí el título Arroyos que arrollan como una forma sarcástica de empezar a hablar finalmente del presente del mundo del Streaming y el futuro del negocio audiovisual, no lo entenderían. O quizás si, pero estaría lejos de resultarles divertido.
Ahora, si sho les dijera que para mi el título dice Arroshos que arroshan, a lo mejor me comprenderían un poco más, maldito acento porteño. Bueno, posiblemente me dirían que tampoco así es gracioso, pero en su cabeza al menos les resonaría la misma eufonía que a mi (no les miento, iba a poner cacofonía, pero busqué bien el significado del término y me quedé con este otro, aunque parezca muy sofisticado).
Que sí, que stream(ing) en inglés es arroyo. Que obvio, que está todo el mundo usando alguna de esas plataformas y entonces… claaaarooo, jajaja, ¿no? No. Parece una carrera, ¿verdad? ¿A quién no le pasó?:
- “¿Viste X?”
- “No, ¿dónde la dan?”
- “En Z”
- “Aaahh, no, esa justo no la tengo. Sólo tengo A, B, C, D y E, pero Z no”
- ¿Sabés que D no la tengo? ¿Es buena?”
- “No sé, hace mucho que no la uso”
- “Me hablaron bien de Y, voy a ver si la contrato”
Aún recuerdo cuando empecé a usar el término streaming hace más de 20 años, cuando hacíamos transmisiones de audio en vivo, poniendo en Internet la señal de Radio Mitre, en la home del portal de Clarín (home, portal, ya les dije, me suena viejo, viejo). Más adelante, algo de streaming de video en vivo también, si podías accederlo desde el trabajo, que en tu casa con una conexión asimétrica de menos de 256 Kbps ibas a sufrir, si es que tenías “la banda ancha” de esos primeros años del siglo 21. ¿Con una conexión telefónica de “hasta” 56 Kbps? Dale al audio, nomás, que te lo comprimo bien comprimidito (bienvenido MP3). ¿Móvil? Ni que fuera CSI.
Entonces hay quienes aún confunden streaming con transmisiones en vivo por “la Interné”, cuando en verdad el nombre se usó así para diferenciarse de las descargas de archivos audiovisuales (hola Napster): Streaming (flujo continuo, como un arroyo, ¡ahá!) versus Download (descarga y a esperar toda la noche por esa película que AlFinalNoDescargóQueNoQueNoEraEsaQueEstoEsUnVirus). Punto y a otra cosa, a generalizar el término, que ya nos sobran los acrónimos (OTT-AVOD-SVOD-TVOD-FVOD-xVOD-FAST-TVE-vMVPD-yLPQLP).
Esta semana sí me animo, que finalmente tengo muy buen contenido de apoyo actualizado para que me ayude con las ideas, y no voy a dejar que me arrolle (pun intended) mi obsesión por la Inteligencia Artificial. Hoy voy a dedicarme a estas otras cuestiones que también se mueven, progresan y invevolucionan a la velocidad de la luz, como la de aquel Einstein al que refería la semana pasada. Pues si, que estos sacudones de la industria también parecen IMPARABLES, como siempre, al ritmo de los cambios de hábito de consumo de las personas (“Ya, ya contraté Y, voy a probarla y te digo. ¿Sabés que venía en combo con WMax?”).
Y así será que mi ensayo va a transcurrir con la ayuda de los Fab Four, que en este caso no son John, Paul, George y Ringo, sino Evan, Matt, Sydney y Tim. Si, Sydney, perdón, lo sé, un poquito de Dunga Dunga también. Entrará Ben en ayuda, como si fuera el quinto Beatle, Brian Epstein o George Martin, ustedes elijan.
Semana Santa. ¿Alguien te leerá, Marcelo? A mi estos días de descanso me dan un respiro, un poco más de tiempo para distraerme. Incluso escribir estos textos son parte de esa distracción, esa reflexión. El trabajo se ha mezclado con mi vida, no solamente porque le dedico demasiadas horas, sino también porque lo que hago para ganarme el pan va construyendo el futuro (¡paaaaaaaaaahhh, exagerado!) y me siento un poquito responsable por lo que van recibiendo mis hijos.
Así que espero que sí, que alguien me lea, con tiempo, con tranquilidad, con mente abierta. Este miércoles le decía a un querido amigo, VER, viejo compañero de ruta digital, cuando me contaba que leía mis ensayos, que me gustaría que me ayuden a viralizar estas historias, si es que les parecen interesantes. Me dedico hace décadas a la producción y distribución/monetización de contenidos digitales de terceros, pero nunca a promover lo propio. Así que cuento con todos ustedes, si están de acuerdo. Yo les doy graty mis contenidos, ustedes me dan graty su viralidad. Como diría Eric Schmidt, CEO de Google, a los medios periodísticos: “el trato es justo: ustedes nos dan sus contenidos, nosotros les damos tráfico”. Justo, justo, si… ¡justo!
Hoy mis remansos iban a ser un poco techies, apoyándome en Twitter, pero me desayuno con que Elon parece que está algo molesto con Substack (con la vida, quizás) y ya no le deja embeber los tuits en estas páginas. Ojalá lo arreglen rápido (será que le incomoda que Substack haya lanzado sus “Notes”). Les iba a contar que:
Apple se fundó un 1 de abril, hace casi 50 años y Jon Erlichman relataba un poco de su historia.
Isaac Asimov nos prepara(ba) para la Inteligencia Artificial del futuro con un interesante video.
Yuval Harari nos proponía una reflexión (seria), en la misma línea de la de un caricaturista argentino (¿humorística?).
Tim Sweeney (fundador de Epic Games: Fortnite, Unreal) nos daba un cachetazo a la realidad de los órdenes de magnitud en el mundo digital.
Y, finalmente, que el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos…
Como esos remansos quedaron un poco “secos”, y ya que volví a los ‘90s con mi introducción, dejo un nostálgico y lindo recuerdo, al menos para mi: me puse a buscar alguna de aquellas portadas de Clarín en el Wayback Machine (anda lento, ténganle paciencia, está viejito). Seguramente algunos de mis amigos que me leen lo recordarán también. Hablaba con uno de ellos en estos días y comentamos los textos que escribo. Así que ojalá te emocione como a mi ver esto, mi admirado EC. ¿Cómo que qué es el Wayback Machine? No… búsquenlo, no me hagan sentir así.
Lastimosamente no encuentro (raro, creo recordar haberla visto) aquella home del 11 de Septiembre de 2001. Páginas “quemadas”, puro código HTML para que pudiera resistir el tráfico que llegaba a caudales imposibles; maromas que tuvimos que hacer para seguir dando servicio informativo con las limitaciones técnicas y económicas de esa época. ¿Qué nube? Era un día soleado en Buenos Aires.
Pero quería recordar las referencias en Clarín a las transmisiones audiovisuales en vivo, y encontré fácilmente estas 2, solo como ejemplo:
Febrero de 1999, con los links de audio en vivo a la izquierda. Ahora veo que no sólo estaba Radio Mitre sino también la BBC. Ahí tienen el diseño sofisticado de la época (de verdad lo era). Parece muy angosto, sólo porque los monitores 4:3 no necesitaban más que eso. ¿Buscadores? Claro, el buscador de Clarín con el perrito, ¿qué otra cosa necesitaban? ¿Publicidad? Obvio que sí, ahí están los “banners” animados, que incluso se pueden clickear aún (y no, no hay nada mucho más creativo ni sofisticado 25 años después. Al menos ahora no salen los “pop-up” y los “pop-under”, ¡que karma!). “Año III, N° 1060”, ¡tomá!, que le ponían número de edición cada día.
Agosto de 2000, ya con la señal en vivo de video de TN a la derecha, el canal de cable de noticias del Grupo.
Y ahí pueden ver las referencias de las plataformas de live streaming de la época: Windows Media Player, de Microsoft y Real Player, de RealNetworks. Ni sé si había muchas otras, ya no recuerdo. ¿Cómo? ¿Que RealNetworks ahora se dedica a la Inteligencia Artificial aplicada a Computer Vision? Pun not intended (al menos acá). Si quieren una divertida anécdota de esa empresa, les recomiendo el libro de Tony Fadell, cuando explica porqué solo trabajó 6 semanas ahí.
Ahí vamos, dale: ¿nos mojamos juntos en este arrosho? Los espero con las toashas del otro lado.
Evan
(Dicho sea de paso, quizás algunos nuevos lectores no entiendan porqué ilustro mis textos con estas imágenes. Agregué entonces al final de mis nuevos ensayos una explicación, que espero sirva).
Bueno, empecemos entonces. La semana pasada les había dejado un link de este video de Evan Shapiro, que trata de dar un panorama completo de la actualidad de la industria de medios audiovisuales y su transición hacia el streaming:
Bueno, pues, resulta que el pibe sabe. Hay muchos, demasiados analistas y consultores en la industria. Algunos son muy pero muy buenos, otros son solamente opinadores que juntan datos, los transcriben y sacan la bola de cristal (ok, ya, ya me quito el turbante). Siempre digo que hay que transpirar la camiseta, que no alcanza con mirar y cantar desde la tribuna. No es lo mismo analizar desde afuera que tener que planear, ejecutar y comprometerse con los resultados. En cualquier caso, es bueno leer a todos y hacerse su propia idea. Incluso es lo que yo mismo propongo aquí: no me crean. Usen lo que explico, muestro y opino en base a mi experiencia, pero solamente como un insumo más, como un dato extra para su propia reflexión y acción.
En fin, que este señor cartógrafo (como él mismo se describe desde que se inventó esas lindas ilustraciones de la industria mundial de medios y tecnología) tiene antecedentes de haberse empapado en el agua de los medios y los contenidos: además de académico, ha sido ejecutivo de NBCUniversal, IFC y Participant, empresas de diversos tamaños y laureles en la industria. Es decir, el tipo sabe.
El video en cuestión es de su conversación en SXSW de este año. Incluso pueden descargar la presentación de soporte -que en el video no la muestran bien mientras él la recorre- de su propio newsletter (se los recomendaría, pero sepan que es pago. Suele hacer muy buenos aportes en LinkedIN también, si prefieren seguirlo).
¿Qué nos dice? Resumidamente, que estamos jodidos en un momento de cambios y decisiones estratégicas prácticamente impostergables. Lo que se diría… jodidos mmmhhh, no encuentro una palabra adecuada para describirlo.
Si no quieren ver el video o leer el resumen en aquella herramienta, ejem, amiga de Sydney, en mi opinión lo más destacado es que:
Antes que nada, el análisis se está haciendo desde la perspectiva de consumo de EE.UU. Pero, no nos engañemos, Internet es global y no creo que ninguno de ustedes esté viendo contenidos en plataformas latinas, europeas o chinas (con alguna excepción). Lo que sucede en el Norte, se refleja en el Sur. Si allá estornudan, aquí nos resfriamos, ahora o dentro de 3 a 5 años.
Las dinámicas del negocio de medios se han mezclado completamente con las del negocio de tecnología digital, tanto sea porque todos van en busca de las mismas audiencias como porque van en busca de las mismas fuentes de ingresos (publicidad o suscripciones, con alguito de commerce).
En este juego de grandotes, las empresas tecnológicas tienen más ventajas en el mundo online -hacia donde el consumo audiovisual se va concentrando-, por su falta de incumbencia en el negocio tradicional (sin historia que defender, tienen la posibilidad de romper los platos en el bazar) y por su facilidad de llegar masivamente, a través de sus otras plataformas ya desplegadas mundialmente.
Persiste la falta de reglas, de regulaciones claras en el mundo digital. No solamente pasa en estas tierras latinas, en EE.UU. el negocio tradicional de TV está expresamente segmentado y controlado. Las nuevas plataformas han logrado penetrar y esquivar ese dilema, al menos por ahora.
Me pregunto que irá sucediendo en Latinoamérica con todas las tradiciones propias de cada país que quedaron largamente establecidas alrededor de la TV nacional y regional, cuando la penetración
imparablede las plataformas digitales ocupe el negocio y las desfinancie. Personalmente no creo que alcance con la TV pública, estatal (o gubernamental partidista en muchos casos, lamentablemente) para seguir soportando la cultura local, el empleo de la industria técnica y creativa, el fútbol y el deporte de cada lugar, las publicidades de los partidos políticos (bueno, esas pueden llevárselas si quieren), las alocuciones presidenciales… La lista es larga y no muchos están planeando en consecuencia. Incluso hoy mismo se discute en terrenos similares y en regiones del Primer Mundo cómo se podría reemplazar a la radio tradicional en caso de emergencias, dado que hasta ahora es el único medio que se sostiene para hacer broadcasting ante esas necesidades de comunicación.
Incluso el negocio de streaming está ahora en crisis y nadie tiene la llave adecuada que abra la puerta del futuro. Más de eso describiré en el siguiente apartado, gracias al fab Matt, pero la descripción de Shapiro es muy precisa, centrada en datos. Hay 3 jugadores que juegan con otras cartas (Apple, Google y Amazon) y el panorama quedó completamente abierto y muy dependiente de las finanzas mundiales en crisis, esperemos que coyuntural. ¿Ingresará Microsoft, se quedarán por fuera Meta y los chinos? ¿Netflix o Disney se entregarán al mejor postor? ¿Y los demás? ¿Y qué sucederá en cada región del mundo occidental? ¿Cuántos buscadores hay en Europa o Latinoamérica (no, el buscador del perrito de Clarín no logró cruzar el río)? ¿Cuántas plataformas digitales de consumo masivo han nacido allí? Mmmhh… ¿otra vez? Y, quizás si.
Finalmente, la cuestión generacional y los hábitos de consumo. Sin dudas el gran promotor de los cambios persistentes. No habrá nada que hacer, será una cuestión de tiempo. Iba a poner signos de interrogación en la oración anterior, pero… ¿para qué? Ni yo me lo creería.
En cualquier caso, les recomiendo que vean el video o se lancen a las aguas de la Inteligencia Artificial Generativa y, al menos, lean el resumen en esa herramienta que mágicamente hace varias cosas a la vez: transcripción de audio a texto, resumen acertado de ese texto y presentación en bullets (parece normal, pero solamente el hecho de poder tomar un texto, entenderlo y resumirlo en párrafos y frases apropiadas es maravilloso).
Mi resumen en un solo bullet, ya les comentaba antes, sin necesidad de AI:
Estamos
jodidosen momento de cambios y decisiones estratégicas prácticamente impostergables para la industria audiovisual de información y entretenimiento, sea radio, cine o TV.
Matt
Bueno, mi segundo fab es otro gran analista y ejecutivo de la industria: Matthew Ball, que también se ha mojado en las aguas de la ejecución y no sólo la opinión, como cabeza de Amazon Studios, por ejemplo. Alguna vez ya he hablado de él, principalmente por su impronta de inversor en el mundo del gaming y el entretenimiento interactivo: su libro sobre el Metaverso para mi es, indiscutiblemente, la mejor referencia sobre el presente y posible futuro de esa tendencia. Ojalá algún día pueda entrar de lleno en este tema.
Bueno, resulta que hace pocos días Matt decidió publicar un mini libro electrónico en línea (no, no se puede descargar, solo arroshos de texto por ahora) llamado The Streaming Book.
Haber leído durante el fin de semana anterior este libro es lo que me terminó de convencer de escribir sobre el tema. Porque ya se torna impostergable, porque la cuestión está tan madura, el consumo tan consolidado y los cambios tan acelerados -aún a pesar de la crisis financiera de todos- que personalmente no me sorprendería si alguno de los analistas o protagonistas usara la palabra IMPARABLE. No he visto ese término en particular, pero sí he escuchado dos veces a Bob Iger hablar de la proximidad del PRECIPICIO al referirse a la industria del cable: la primera vez, en la entrevista que Kara Swisher le hizo en su conferencia Code, en septiembre del año pasado. La siguiente, en una entrevista de la misma época con expertos de Andreessen Horowitz. Todo dicho, aún cuando es cierto que en esas épocas, Iger era uno de esos analistas desde afuera. Ahora deberá ver como se come su propia m… adapta a estas nuevas realidades desde las entrañas de Disney.
Matthew Ball describe el recorrido de la industria de medios audiovisuales hacia el streaming de una manera muy didáctica. No se queda solamente en la opinión sobre el estado de situación actual, sino que explica muy claramente de donde viene, donde está parada hoy y un posible camino futuro del negocio en su conjunto. Tan solo el hecho que comienza el recorrido en 1920, para mostrar cómo las disrupciones en los modelos de acceso a los contenidos van consolidando los hábitos, hace entender la solidez de su narrativa y sus propuestas. El libro está diagramado en 3 actos, “olas” como las llama él, que narran:
Las innovaciones en los métodos de Acceso a los contenidos audiovisuales, desde el origen hasta el presente digital;
Las innovaciones en los mismos Contenidos, al llegar a la “comoditización” del Acceso (la tecnología);
Las posibles innovaciones futuras que se vislumbran hoy, cuando la sobresaturación de Contenidos afecta a todo el negocio, sea analógico o digital. Coincide con Evan en la consecuencia de esta situación: el creciente churn, un momento de suma cero. Un interesante gráfico acompaña el primer capítulo de esta última ola, que cierra el modelo que propone: la tendencia derivándose hacia las Plataformas. Aún cuando este tipo de servicio no supondría un efecto de redes ni la interacción entre los consumidores, la explicación que sostiene su hipótesis es muy válida, llena de datos que la soportan.
Llegamos entonces, una vez más, a la Economía de Plataformas que tantas otras veces he descripto. El poder de unos pocos en el mundo digital de la Web2 que podría repetirse para el negocio de contenidos audiovisuales.
Justo esta misma semana, al recibir el newsletter de Benedict Evans, otro de esos personajes que hay que seguir, encontré que recomendaba una de sus antiguas columnas de opinión. Aún siendo de 2020 tuvo para mi un efecto refrescante, porque precisamente ingresaba a un terreno similar: la razón por la cual ciertos adelantos tecnológicos pueden generar tracción y penetrar en los hábitos de las personas. Su hipótesis estaba relacionada con algo tal vez obvio, pero que al llevarlo a la luz se destaca: cuánto “roadmap” adicional puede tener la innovación en cuestión, que tantos nuevos avances técnicos significativos son posibles en plazos razonables para adaptarse a las necesidades. Parece irónico, pero era exactamente lo que postulaba Ball cuando mencionaba las transiciones entre “olas”. Y Evans termina con un párrafo mucho más certero al relacionarlo con este relato:
The thread through all of this is that we don’t know what will happen, but we do know what could happen - we don’t know the answer, but we can at least ask useful questions. The key challenge to any assertion about what will happen, I think, is to ask ‘well, what would have to change?’ Could this happen, and if it did, would it work? We’re always going to be wrong sometimes, but we can try to be wrong for the right reasons. As Pauli put it, a theory might be right or wrong, but it does have to be a theory in the first place. So, do you have a theory?
Y esa es la pregunta de fondo en el negocio de streaming y de consumo de contenidos audiovisuales en general: ¿qué tendría que cambiar? Y agrego otra: ¿cambiar para qué? Es que, amigos (y) lectores, quizás estuvimos haciendo las preguntas incorrectas hasta ahora, las que no correspondían. Lo que hacen Evan y Matt es darnos un poco más de luz para buscar las correctas. No necesariamente las respuestas -que no les toca-, sino los insumos necesarios para que cada uno, en el rol que ocupe, pueda encontrar la mejor combinación de pregunta-respuesta que le sirva para su contexto. Quizás incluso hasta el hecho de preguntarse “¿qué preguntas deberíamos hacernos?” sea un buen comienzo.
Sydney y Tim
Así como para John y Paul, George y Ringo eran imprescindibles, en mi caso necesito de Sydney y Tim para cerrar este relato.
En estos días revueltos, con tantas crisis y tanta incertidumbre (recalco, incertidumbre), se ha llegado incluso a sugerir fuertemente la posibilidad de una mega fusión (las compras de los grandotes suelen disfrazarse de fusiones) entre Apple y Disney: que tres razones por las que conviene y tres por las que no, que porqué a Disney le conviene más que a Apple o porqué al revés, que a Iger no le quedan más conejos en la galera de las franquicias y entonces éste sería su salvavidas ideal, que Iger y Jobs eran buenos amigos y entonces cómo no. En fin, como les decía, desde afuera todos opinan, que el aire es gratis. Ya todos parecen haberse olvidado de Microsoft y Netflix, los noviazgos se enfrían rápido y la rutina o el dinero terminan con el romanticismo.
Bueno, pues, fue en ese momento que otro amigo, JMR, no tan viejo, más reciente pero igualmente querido compañero de viaje laboral, me acercaba una muy bonita entrevista-perfil a Tim Cook en GQ. La había visto pasar pero no me detuve en ella hasta que J me la recomendó. Y que bueno que lo hubiera hecho, porque está llena de buenos consejos y miradas diferentes sobre la industria. La perspectiva de mercado de una empresa con origen en el hardware muchas veces compensa, desde la mente racional de un ingeniero, a los apuros del resto. También a Apple se le ha complicado el negocio, pero desde un entorno diferente, y entonces necesitan imperiosamente crecer hacia este modelo de Plataformas que describía Matt, a través de Apple Services. Pero lo hacen a su manera, que esto no es un sprint sino una maratón, y cada cual se prepara como quiere y puede.
Me impresionaron mucho y bien algunas frases de Tim Cook, dichas en sus propios contextos, pero que yo me traje esta semana hacia este. La primera la mencioné en el subtítulo de este ensayo y aquí se las dejo completa. Estaba hablando de los lentes de realidad virtual o aumentada, pero bueno, cada cual la pone en el lugar que quiere:
“My thinking always evolves. Steve taught me well: never to get married to your convictions of yesterday. To always, if presented with something new that says you were wrong, admit it and go forward instead of continuing to hunker down and say why you’re right.”
¿No estamos acaso ante algo nuevo, que nos puede llegar a indicar que estábamos equivocados y debemos reflexionar para cambiar a tiempo? El mundo ya no está lleno de clavos, quizás debamos dejar el martillo a un costado y buscar la herramienta adecuada para esta nueva realidad. Sea la que sea. Repito: sea la que sea.
Y así llegamos a Sydney, de costadito pero no tan forzados, porque si hablamos de contenidos (que de eso hablamos, claro, incluso), indudablemente se nos mete de lleno la cuestión de la Propiedad Intelectual. Esta industria está basada en creatividad, en derechos, pero también en su distribución, su monetización, el negocio en si mismo. Todo forma parte del círculo y cada vez hay más manos metidas en el medio. La última: la creación automatizada de nuevo contenido derivado de otros, usando estos nuevos motores de Inteligencia Artificial generativa. Todo un ruido reciente que se abre al desconcierto y que aún nadie sabe como tratar.
Y en ese escenario revuelto, me pareció muy interesante una mirada diferente, de nuevo de la mano de Benedict Evans, el quinto Beatle, ahora a través de su podcast:
Su argumento, usando algo de sarcasmo y otro poco de historia, tratando de razonar y hacernos razonar de una forma diferente, nos debería llevar a plantear correctamente qué es una creación original y cual no. Lo que él define adecuadamente como conocimiento colectivo.
¿Quién es el dueño de la “monkey selfie”? ¿Cómo fue evolucionando la historia del copyright, desde el mundo de la pintura a la fotografía, desde el cambio de las interpretaciones musicales en vivo a la radio de los ‘20s? ¿Si alguien saca una foto de un edificio y la publica, debería pagarle derechos al arquitecto que lo ideó? ¿Fuji Films debería hacer parte de los reclamos, si es que algún ingeniero de prompts -¿él también puede reclamar?- decide pedirle al Sydney de turno, a través de los “system messages”, que se comporte como un fotógrafo profesional de los ‘60s y haga cosas maravillosas como la de aquí abajo?:
(Parece que Twitter volvió a permitir que Substack inserte tuits, pero no voy a volver hacia arriba en el texto para corregir la introducción, que la había escrito en días anteriores de descanso de Semana Santa. Los links están ahí para su consumo, gracias. La Administración).
En fin, que todos fuimos Salieris de Mozart (o de Charly García) alguna vez. Da para la reflexión, y no hacer como aquel que se quejaba en estos días, porque OpenAI decidió inspirar el nombre de una de sus herramientas (DALL-E) en el mejor y más provocador de los pintores, Salvador Dalí. Molesto el analista porque el español es autor de frases picantes como: “Aquellos que no quieren imitar nada, no producen nada” o “Lo que importa es sembrar la confusión, no eliminarla”. Justo y preciso en el momento adecuado, y más viniendo de alguien tan creativo e inspirador como el catalán.
Mejor quedarnos con aquellos artistas que están abiertos a lo nuevo, a “no casarse con las convicciones del ayer”:
Y ya que mencioné aquella frase de Tim, el mejor cierre de hoy será, entonces, con esta otra de esa misma entrevista:
“We don’t really look back very much at all in history. We’re always focused on the future and trying to feel like that we’re very much sort of at that starting line where you can really dream and have big ideas that are not constrained by the past in some kind of way.”
El “arroio” estaba torrentoso, ¿no? Más que para un chapuzón de verano, está para un rafting Clase VI. Y si, así es y así será por un tiempo más, hasta que lleguemos de nuevo a algún remanso, aunque sea temporal, como siempre. Me parece que mi toashita no sirve para nada en este momento. No sé que dirán ustedes. Toca pensar y actuar con criterio y responsabilidad. Chau, a descansar que el año es largo. Felices Pascuas, la casa está en desorden.
Ya les he dicho que la verdad única no existe. Mis opiniones son sólo eso, pero me he mojado demasiado en estas aguas como para que, al menos, me merezca la toalla. Espero que les haya servido, instruido, divertido, que los haga pensar. Muy honrado de que me hayan acompañado hasta aquí. Para los que llegan por primera vez, algunos tips sobre este Newsletter:
¿Por qué escribo? Porque quiero devolver a la comunidad profesional de la industria de medios y la industria digital todo lo que he aprendido en estos más de 30 años de trabajo. He tenido muy buenos mentores que me han enseñado, he trabajado y sigo trabajando mucho, toca entregar lo que sé. La reflexión la hice después de preparar y dar mi Charla TED, me parece que es el momento adecuado.
¿Dónde encuentran mis ensayos? Aquí, en www.liberini.com, en LinkedIN, Facebook y Twitter. Por favor suscríbanse, comenten, compartan, si les interesó.
¿Por qué escribo así? Porque soy así, un poco irónico, un poco sarcástico, un poco sentimental, un poco curtido ya. Un poco soberbio y cabrón, claro, también. Soy argentino, ¿qué más decir?
¿Cómo he decidido organizar mis pensamientos semanales? Bueno, por ahora van así:
Una introducción al tema;
Un espacio de “remanso” con contenidos que no siempre tienen que ver con la cuestión de fondo (a veces emotivos, otras humorísticos, otros porque sí), previo a entrar de lleno al ensayo;
Dos o tres apartados con un cierre;
Un espacio final para que se acuerden de suscribirse, compartir y comentar. Le acabo de incorporar este recordatorio del formato para quienes recién llegan.
¿Por qué uso imágenes de pinturas y fotos para ilustrar? Como tengo varias décadas trabajando en la industria de contenidos, soy muy respetuoso de la propiedad intelectual, el derecho de autor y el uso de imágenes de terceros (porque sé lo que cuesta producir y crear, como para que cualquiera se lo lleve por ahí). Entonces solamente uso embebidos (de Youtube, Twitter, Spotify, etc.), pero si quiero insertar una imagen, debería pedir autorización y no tengo tanto tiempo disponible. Decidí entonces recurrir a mi familia creativa: las pinturas son de mi esposa Verónica, artista plástica; las fotos son de mi hermano Pablo, fotógrafo. Ambos ingenieros. Las imágenes no tienen que ver con el tema, pero me pareció bueno que los conozcan porque son muy talentosos.
¿Dónde más pueden verme, escucharme, leerme? En general aquí, pero también tengo algunos otros espacios donde he estado hablando. Traté de poner una sección en el sitio web para ir actualizando con las invitaciones que me llegan. Aquí lo pueden ir viendo. Suscríbanse aquí abajo, por favor…