Selfie
"Al final, no recordaremos las palabras de nuestros enemigos, sino el silencio de nuestros amigos" (Martin Luther King Jr.)
Semana difícil para escribir sobre la industria digital y la tecnología, sobre su impacto en la sociedad y su futuro -sea lo que quede de ella-, cuando tantas cosas suceden en la vida real.
Prefiero no quedarme en silencio, sin embargo, parafraseando a MLK. Pero sí dedicarme a poner palabras claras sobre lo que sé. Al menos aquí.
Hace ya un par de semanas venía planeando volver a tratar el tema de la “economía de creadores digitales”. Varios indicios, contenidos, anuncios, conversaciones virtuales iban madurando en mi cabeza.
Había dado un largo punto de vista hace ya varios meses, cuando intenté sembrar mi mirada de futuro hacia el consumo digital, entre tanta abundancia de contenidos, cambios de hábitos generacionales y distractores. La ventaja de tener familia de dos generaciones: se puede buscar entender el futuro mirando el pasado y el presente.
Estamos en la conjunción entre la economía de plataformas, de atención y de creadores. Eso nos sucede hoy y creo que solamente puede profundizarse. Para bien o para mal. La vida misma. Estará en cada uno poder educarse para identificar qué y cómo consumir, a quien creerle y a quien no, aún con las evidencias delante de los ojos. Y también a “qué” creerle, en un camino lleno de "deepfakes”, contenido sintético y nuevos algoritmos. Si nos ha venido sucediendo hasta no hace mucho sin Internet, ¿qué diferencia puede haber ahora? ¿Ser más perspicaces, más desconfiados? ¡Bienvenido!
Negro
Hace pocas semanas conversaba con un querido amigo, admirado periodista que lucha por ser independiente, produciendo sus propios contenidos y tratando de generar un medio de subsistencia estable. Si ya es difícil en el mercado internacional maduro, mucho más en el latinoamericano. Y, por sobre todo, cuando en vez de dedicarse al entretenimiento, se centra en la información y su análisis certero, embarrándose entre todos los algoritmos de cada una de las plataformas de distribución, buscando crear afinidades, menos dependencia de terceros, cultivando su propia comunidad.
Es complicado para todos, las evidencias son claras: el consumo de noticias digitales cae en todo el mundo y las plataformas tradicionales pierden tracción. Si los medios luchan por generar valor real, si las nuevas generaciones buscan caras, personas, “selfies” para consumir, ¿en quién confiar? ¿Cómo y dónde consumir? ¿En qué momento? Estos días nos han mostrado lo peor y lo mejor de Internet, sin filtros, sin dudas.
Recomiendo mucho, entonces, tener una mirada amplia, analítica una vez más. No quedarse en la coyuntura, sino profundizar el propio conocimiento.
Dos insumos, para mi imprescindibles, que puedo recomendar para quien interese:
Taylor Lorenz, sagaz periodista norteamericana, con pasado y presente en medios tradicionales y mucho recorrido digital, acaba de publicar su nuevo libro: “Extremely Online: The Untold Story of Fame, Influence, and Power on the Internet”. Lo más interesante, en mi opinión, es que alimenta el mismo círculo, la reflexión de cada uno desde la historia. Ha estado recorriendo los medios que hablan sobre medios y en cada entrevista deja indicios claros:
“No te pelees con el futuro”, “el modelo de noticias centrado en las personas y personalidades no va a desaparecer”, la decía a Nieman Lab, hablando específicamente de periodismo.
Pero cuando la entrevistó Matt Belloni, experto en la industria del entretenimiento, su charla derivó en los influenciadores y su impacto en el futuro de consumo de las nuevas generaciones (mejor dicho, de las generaciones presentes). Ya no hablamos de información, hablamos de esos breves momentos de atención intermediados por los algoritmos y la lucha de los creadores digitales por sobresalir en un océano de contenidos. ¿Monetizar y generar un negocio? Eso es otra cosa, para pocos.
En Recode, en cambio, buscó explicar cómo y porqué llegamos donde estamos hoy. Si no se entiende el pasado, difícilmente nos podamos orientar adecuadamente hacia el futuro.
Trung Phan es un personaje un tanto extraño. Lo conocí a través de Twitter, pero empecé a seguirlo en su newsletter. Incursiona hoy en un tema delicado, pero con perspectiva: la velocidad de la información que nos abruma. En su recorrido, y aún dando su propia opinión sobre la toxicidad online, opta también por describir el presente a través de un ángulo histórico, con momentos claves de esa misma historia. Las plataformas, elementos y personas protagónicas: desde el telégrafo, la radio a los periodistas icónicos. Una vez más: si no se entiende el pasado, difícilmente nos podamos orientar adecuadamente hacia el futuro.
Semana compleja, opiniones difíciles. Siento un poco disperso todo, debo confesar. Espero que igualmente sea un buen aporte para quien me lee.
Quiero terminar con una frase que se me cruzó en Twitter, y que tiene también sus interpretaciones:
“Otra manera de enseñarle los dientes a un mundo hostil es riéndose de él”.
No es, quizás, el mejor consejo para estos días, seguro que no. Pero lo tenía dando vueltas desde hace un tiempo y hoy lo terminé relacionando con otro hecho reciente: el Premio Nobel para Claudia Goldin. El autor de esa frase, Enrique García Máiquez, explicaba su uso en un ensayo que publicó hace pocos días, y que, casualmente o no, se relaciona con la investigación de la Dra. Goldin. Enhorabuena.