Comienzo hoy con una confesión: hubo una inspiración durante la semana para que decidiera escribir este breve ensayo. Alguien que prácticamente me “empujó” y me “provocó” con el tema.
No sé si caí en su trampa, en su canto de sirena, porque también debo decir que a esa persona le respondí que ya había opinado de estas cosas antes, le cuestioné que porqué no me había leído oportunamente, si de estos menesteres ya había hablado aquí, aquí y hasta aquí, cuando incluso no tenía este Newsletter y los posts de LinkedIN me iban quedando chicos.
Claro es, creo que lo que me terminó de decidir fue cuando me respondió: “lo intentaba, pero eran muy largos. me quedaba al medio”. Y si… mordí el anzuelo, ¡kevaser! A ti te dedico esta opinadera entonces, ya sabes quien. Si termina siendo largo, lo lamento, lo leerás todo, completito, completito, y lo recomendarás. No queda otra: favor con favor se paga.
Como ya es costumbre, todo comenzó con un evento particular, casi una anécdota del diario trajín digital, siguió con esta provocación conversación, y sin embargo (una vez más), la historia se fue cerrando con más información, hechos, lecturas reflexivas. Todo podía interpretarse de manera circular.
Al fin, como le sucedía a Ulises en La Odisea, vivimos rodeados de cantos de sirenas. A cada quien le toca entenderlos, saber por cuales se deja seducir y cuando corresponde ponerse cera en los oídos. Atarse en el mástil es para pocos valientes, no me cuenten entre ellos.
En cualquier caso, ahí vamos, sin ataduras y con el pote de cera en el bolsillo, por las dudas.
Siempre es el Día 1
Mucho se ha escrito sobre la mentalidad innovadora, sobre no quedarse quieto, saber leer algunos de los posibles futuros, arriesgarse y apostar. Experimentar, salir de la zona de confort.
Si alguien ha demostrado consistencia entre el mensaje y la ejecución a lo largo de las décadas de evolución de la industria digital, ha sido Jeff Bezos. Su mantra: “Siempre es el Día 1”. Lo ha repetido en casi todas sus cartas a los accionistas. Lo ha dejado fijo en sus oficinas centrales. Lo ha explicado bien claro:
“There's so much stuff that has yet to be invented. There's so much new that's going to happen.”
Mantener la agilidad mental, evitar el síndrome de la gran corporación, luchar contra la entropía. Como bien describe el libro que referencia el artículo del link anterior:
“Desafiar la ley del aumento de la entropía nunca es, por defecto, fácil. Bezos era plenamente consciente del desafío. Como señaló, ‘hay algunas trampas sutiles en las que incluso las grandes organizaciones de alto rendimiento pueden caer de forma natural, y tendremos que aprender como institución a protegernos de ellas’. Cada día es un nuevo día, cada día el mundo cambia y debemos buscar el cambio, crear el cambio y adaptarnos al cambio. Es una lección para todo gerente y líder. Es el significado detrás de Forever Day 1.”
“Entonces, ¿cómo es el Día 2 en la mente de Bezos? ‘El día 2 es estasis. Seguido de irrelevancia. Seguido de un declive insoportable y doloroso. Seguido de muerte. Y es por eso que siempre es el día 1’. Para Bezos, alguien que deseaba tanto ganar durante su infancia que lloraba públicamente por perder un partido de fútbol, el Día 2 nunca es una opción.”
Trampas sutiles que hay que evitar, el Día 2 nunca es una opción. ¿O sí? De eso hablamos…
Trampas Sutiles
¿Cómo se genera valor? ¿Qué significa y cómo se mide el éxito y la relevancia en un mundo digital centrado en la abundancia?
Amigos míos, si yo tuviera respuesta objetiva a esas dudas existenciales no estaría escribiendo regularmente un Newsletter para descargar frustraciones y compartir mis propias ideas, hacer catarsis. Quizás estaría dictando frases sueltas para que alguien más las escriba de modo ameno, montado en algún jugoso contrato editorial. O tal vez brindando regularmente mis Masterclasses por el mundo, viajando en clase ejecutiva y hospedándome en hoteles caros, todo a cargo de quien me invite.
Pero no, solamente puedo dar mis opiniones, relevantes o no, compartirlas con ustedes para generar sus propias reflexiones. Y aquí es donde el círculo mágico se vuelve a cerrar.
Empecemos por el principio, donde decía:
“Como ya es costumbre, todo comenzó con un evento particular, casi una anécdota del diario trajín digital, siguió con esta
provocaciónconversación, y sin embargo (una vez más), la historia se fue cerrando con más información, hechos, lecturas reflexivas. Todo podía interpretarse de manera circular.”
No voy a profundizar sobre aquella anécdota del diario trajín digital de esta semana, solo recordar, una vez más, algo que decía hace algunos meses: “HALF OF THE MONEY I SPEND ON ADVERTISING IS WASTED; THE TROUBLE IS I DON'T KNOW WHICH HALF”.
Aún cuando no sepamos identificar la mitad adecuada, lo que quizás no es tan difícil es asegurar que la imagen que ven más arriba (basada en datos reales transcriptos en un gráfico de elaboración propia) no es precisamente una que se acerque siquiera al ideal de “generación de valor”, ¿verdad? Digamos que quien tenga la obligación de obviar desperdicios, posiblemente acertaría evitando enmarañarse en esta “trampa sutil”.
Y, sin embargo, la industria digital está llena de trampas sutiles y esta es una de esas, la más obvia y recurrente: ¿cómo se mide un caso de éxito? ¿Contra quién se compara, usando que herramientas, en qué plataformas? Siempre se puede mirar para abajo y decir con orgullo y sacando pecho: “¡soy el primero de los últimos!”, como si eso alcanzara para algo, como si cada uno de aquellos contra los que se coteja tuvieran exactamente la misma estrategia y les importara la gráfica comparativa, la herramienta envenenada que ponen sobre la mesa.
Y, por otro lado, como los sistemas de mediciones en el universo online son infinitos, parciales, casi inentendibles para muchos, el que grita primero, grita dos veces. Y el que no gritó, quizás deba salir a defenderse, y eso es más complejo aún. El que entiende, entiende y el que no, se fue a Sevilla, que está también hacia el sur, como esas curvas descendentes de la imagen.
Justo en estos meses se debate una vez más -a causa de la huelga de actores y escritores en EE.UU.- sobre los sistemas de mediciones de las grandes plataformas de streaming: que si publican sus datos, que si los esconden para evitar mostrar fracasos, que si un ranking de los Top 10 sirve para algo, que si se puede medir el “valor” de un contenido en particular.
Y es aquí donde la historia empezó a cerrarse en la semana con más información que se me fue apareciendo, creando un círculo, una vez más. La secuencia fue así:
Primero fue el podcast de Dithering que hablaba, precisamente, sobre la transparencia en las mediciones de streaming. En resumen: a veces es peligroso exigir saber algo que realmente no te conviene conocer.
De ahí continué con el siguiente episodio, que se centraba en la estrategia digital de Disney. Un triste relato de notificaciones y click-baiting, de baja prioridad por el brillo del negocio tradicional, de la búsqueda desesperada de consumo eventual y casual, la falta de engagement y la dificultad de retener la atención del consumidor. “No le hagas a tus usuarios lo que no te gustaría que te hagan”, un mantra casi imposible de ejecutar en un ambiente de altos costos fijos (derechos deportivos, en este caso), demasiada intermediación y abundancia infinita de distractores. Triste, real, común. Virar el rumbo de ese barco que se dirige hacia el sur es para pocos.
Tan para pocos es que tampoco las grandes plataformas están exentas de riesgo. Pasé a otro contenido de Ben Thompson, en una fría madrugada de miércoles: la entrevista que le hiciera a Eugene Wei hablando sobre Twitter y Threads. De errores, soberbias y asíntotas invisibles. De como destruir un timeline y quizás arruinarlo para siempre. Sobre la manera en que van cambiando los hábitos de consumo de las personas, se dirigen hacia lo audiovisual y se contagian adicciones algorítmicas.
Un círculo… pero de fuego, que tenemos que atravesar una y otra vez quienes estamos en este circo, montados en nuestro monociclo.
Termino ya, cansado esta vez, con una frase que leí en un post de Daniel Ek en X:
“The reasonable man adapts himself to the world; the unreasonable one persists in trying to adapt the world to himself. Therefore, all progress depends on the unreasonable man.” (George Bernard Shaw).
Cantos de sirenas para todos…