No siempre.
Digo que no siempre “lo esencial es invisible a los ojos”, aún cuando seguro me vaya a regañar mi querida amiga NV, porque critico a su adorado Principito.
Pero no es crítica, es solo contexto. Hay cosas que se ven, cosas que entran por los ojos. Que por detrás lo esencial siga siendo invisible es otra cosa, quizás sea cierto, pero lo esencial de lo que quiero escribir hoy “se siente”, pero con los sentidos del cuerpo humano, está a la vista de todos.
Estoy un poco molesto, debo confesar. Sin embargo, es sorprendente cómo se puede estar enojado y admirado a la vez. Es lo que me sucede en estos días con la gran Manzana, la primera segunda primera segunda empresa más grande del mundo.
En el mismo momento en que lanza finalmente su nuevo “juguete”, ese que estoy seguro de que va a revolucionar la industria de consumo digital (al menos en el mediano plazo), también decide sacar la espada para combatir contra todo el ecosistema de desarrollo de aplicaciones, además de algún que otro regulador en el mundo.
“Pero… ¿por qué hace eso?”, me preguntaba alguien en estos días, mientras debatíamos sobre los cambios impuestos por la empresa de Cupertino en los términos y condiciones hacia los desarrolladores dentro de su App Store. ¡Y eso que aún no había llegado la segunda estocada, dirigida ésta a los mosqueteros europeos!
Bueno, ahí vino mi incomodidad (no con la persona que me preguntó, ¡claro!).
Y hoy quisiera dedicar mi breve ensayo a esta mezcla de frustración y admiración, combinada con algunas buenas lecturas recomendadas.
¡En Garde!
¿Por qué actúan así las grandes empresas tecnológicas? Lo he dicho al menos en dos oportunidades antes, acá y acá: PORQUE PUEDEN.
En aquella época hablaba de otras grandes plataformas, pero la lógica es la misma: ganan tracción con los consumidores a punta de excelentes productos y servicios, desde bien abajo; los enamoran, los fidelizan, los empoderan, y logran convertirse en una entidad demasiado grande para caer, imprescindibles. Y lo bien que hacen, ¡quien pudiera!
Pero, a veces se exceden. Y ahora es “a veces”, en mi opinión.
Otra persona me sugería esta semana que seguramente sea una estrategia temporal, que estarán negociando duro, tirando de la cuerda para medir cuando se corta. Es probable, puedo coincidir con esa visión. El problema es que algunos hilos de esa cuerda de rompen seguro, la sensibilidad queda. Ya ha pasado antes, ya le ha pasado al que ahora es primero segundo primero en tamaño. Y le costó demasiado volver a ser seductor. No sea cosa que…
¡Prets, allez!
La ventaja que tienen, además de su tamaño y de concentrar la voluntad de sus consumidores, es que del otro lado no están Los Tres Mosqueteros. Aquel ecosistema (cualquier ecosistema) es disperso. Se hace casi imposible conseguir aquello de “todos para uno y uno para todos”. Cada cual tracciona para su lado. Algunos pueden unirse, temporalmente al menos, pero siempre habrá otro(s) que saque(n) los pies del plato y terminen negociando aceptando.
Divide y reinarás. ¡Touché!
Y en este mismo momento, mientras confunde a todos con sus actitudes, finalmente empiezan la distribución de su nuevo producto. Para mi, un “game changer”.
Entrando en este terreno es que me pica el bicho de la admiración, no puedo negarlo.
Para no hacer más largo el cuento, mejor dejar hablar a los que saben. Solo me queda recomendar buenas lecturas para este final:
Ben Thompson sobre el lanzamiento de Vision Pro.
Trung Phan sobre la esencia visible a los ojos de los consumidores de Apple, empezando por su packaging.
Como bien describe Phan, la diferencia entre uno que dedica obsesivas horas hasta el mínimo detalle (sin perder foco, sin perder control del negocio y los tiempos, como se describe muy bien en la biografía de Isaacson), y aquel otro que consigue objetivos similares, tal vez a punta de fuerza bruta. Los dejo con ese video. Ojalá lo disfruten. ¡Chau!