Nostalgias
"Nunca tenemos razón definitiva, solo podemos estar seguros de que estamos equivocados" (Richard Feynman)
“Como decíamos ayer…”, dicen que dijo, pero parece que nunca dijo Fray Luis de León. Perseguido, eso si, por la “Santa” Inquisición, encarcelado y enjuiciado, se vio obligado a abandonar sus cátedras en la Universidad de Salamanca hasta que fue absuelto, si es que eso se puede decir de salir vivo de un proceso con tal macabra institución.
Peleas sutiles por la palabra, qué decir y qué callar, cómo contar las cosas para no incentivar el libre albedrío, pecadillos inducidos por la imprenta, aquella maldita innovación tecnológica del siglo 15. “Dicebamus hesterna die”, ciertamente.
Ayer nomás relataba que me cuesta encontrar el tiempo para escribir (¡bendecido!). A veces siento que lo necesito, quizás como una catarsis auto-referencial, sabrán disculpar los lectores. Este fin de semana justo veía este post de Vala Afshar que lo recomienda para aliviar las penas del “overthinking” y sus múltiples traducciones o interpretaciones.
Aquí voy, entonces, con algo de texto melancólico para quien quiera leerme.
Recomiendo hacerlo con el fondo de esta tremenda versión del tango canción Nostalgias, de Cobián y Cadícamo, los mismos autores de mi preferido: Los Mareados. Gran homenaje de Juan Carlos Baglietto y su voz única, sobre el piano virtuoso de Lito Vitale:
¡Uh oh!
“Y aquí vengo para eso, a borrar antiguos besos, en los besos de otras bocas...”
No fui un fiel usuario de ICQ, debo decir (mucho menos de las para mi caóticas salas de IRC).
No me gustaba su interfase, ni lo complicado que me resultaba recordar aquel número maldito de varios dígitos. No fui pionero y por eso mi olvidado número de usuario tendría seguramente no menos de 6 dígitos (¿8?). Pero sí es verdad que debí usarlo mucho: por trabajo y para estar en la moda. Fines de los ‘90s, inicios del siglo 21.
Dentro de un mes finalmente se acaba, lo apagan, dejará de funcionar ICQ.
¿Seguía existiendo? ¿Quién lo usaba? ¿Para qué?
¿Cuándo, cómo y por qué muere un producto digital? Historias de esplendores y caídas. Decadencias y agonías. Modas.
Apenas pude, salí corriendo de “I Seek You” y caí en brazos de MSN Messenger. ¿Por qué el cambio? Ya ni recuerdo si era que venía pre-instalado con Windows, pero sí que todos mis contactos desaparecían del de la flor y no tenía ya con quien hablar ahí.
Extraños hábitos de comportamiento. Transiciones. Estampidas, a veces.
Me apasioné con los emoticones y con los gifs -animados, supongo-. Ahí sí utilizaba muchos y los coleccionaba (sí, dije emoticones, no emojis, ¡qué tanto!).
Lo usaba para trabajar, que en el negocio digital uno se conectaba con quien estaba en el puesto de trabajo al lado suyo por medios tecnológicos, ¿para qué levantarse?
Para quienes “trabajamos de esto” es rara la manera de usar la tecnología. Somos casos especiales, abusamos de las herramientas.
Sueña extraño decir, entonces, que también usaba los mensajeros para cuestiones sociales y personales, cuando ese fue siempre el caso de uso más popular.
A mi hasta me sirvió para conectarme con quien hoy está aquí, al lado mío, viéndome escribir. Fue el 18 de junio de 2004 que fui presentado en un grupo privado (¡había grupos!). En pocos días se cumplen 20 años de ese primer contacto.
¿Guardé ese chat? Claro que lo hice, ahí pueden ver el encabezado en la imagen que acompaña esta sección. ¿Nerd? No, de verdad que pensé en poder mostrarlo con orgullo y cariño, como hoy lo hago con mis hijos. De un computador a otro. De un disco a una nube, de esa a otra. Tuve suerte, hasta las descargas de Napster mantengo aún (¡No, eso no! ¡Nunca descargué nada ilegalmente!).
También desapareció MSN Messenger, como después BBM (“¡dame tu PIN!”), como antes los SMS, que hasta llegamos a usar para decirle a nuestros amigos que bajen de su departamento, que los estábamos esperando en la puerta del edificio (casos de uso extraños, estando a un metro del botón del intercomunicador).
Nostalgias. ¿Cuándo, cómo y por qué muta, cambia o muere un producto? El que te diga que sabe como mantenerse en la cumbre digital, perdón que te confiese, te engaña. Pregunten a los fundadores de Artifact Instagram, si no me creen.
¿El próximo puedes ser tú?
“Llora mi alma de fantoche, sola y triste en esta noche, noche negra y sin estrellas...”
Cometo un pecado inusual usando una imagen que no es mía. Juro que intenté recrearla, transformarla, pero no me resultó posible. Sin embargo, dado que el mismo Trung Phan se toma de un meme hiper-conocido para su post burlón sobre el último “fiasco” de Google con su nuevo-viejo producto AI Overview, bueno, pues, “quien roba a un ladrón…”.
¿El próximo puedes ser tú? Desconfié mucho de lo que leía en X, me costaba creer que luego de aquel desliz con las imágenes generadas por IA pudieran volver a tener problemas. Al menos, “este” tipo de problemas.
Pero sí, sucedió, ¡otra vez! Bajé la guardia de la desconfianza a las fake news al encontrar el artículo en The Verge.
¿Por qué pasan estas cosas? Ya lo sugería en mi ensayo anterior sobre el tema: domar el potro salvaje de la Inteligencia Artificial generativa, cuando se trata de información y no de creatividad, es casi imposible.
Cuando las herramientas en maduración se ponen de frente a todo tipo de usuarios, desde los más positivos o neutrales hasta los más cínicos, se corren muchos riesgos. Pasan estas cosas.
Los LLMs no parecen estar hechos para eso. Se ven forzados, no están preparados.
Como afirma Ben Evans, crear los casos de uso apropiados llevará tiempo.
O una nueva disrupción, otro algoritmo, otro “Attention is all you need”, tal como propone Yann Le Cun.
¿Van a seguir intentándolo? No tengo dudas.
Porque Perplexity, porque OpenAI, porque Bing. Aún arriesgando su principal negocio. Porque si no se ponen a la vanguardia, incluso en medio de cambios internos, de errores, de transiciones, de evoluciones, correrán el riesgo de “ICQ-earse”.
O de “MSNMessenger-arse”. O de “Research-In-Motion-arse”.
No, no va a pasarles. No tengo dudas. Mucha espalda, mucha inteligencia, mucha habilidad.
¿Mucho dinero, mucho poder? Too big to fail, too big to fall.
No, definitivamente el próximo no serás tú.
“Quiero emborrachar mi corazón para después poder brindar por los fracasos del amor.”
¡Chan-chán!
Una entrada de Nostalgia, y de hacernos ver cómo pasa el tiempo (solo que el tiempo ahora pasa aún más “rápido” en el mundo digital), si parece que era ayer que esperábamos el zumbido en Messenger, o parece que era ayer, que muchos o pocos cacharíamos con El Niño de chatgpt, y hoy como dijo un gran mentor para mi, ya es un adolescente, pero que ahora ya tiene muchos mas adolescentes a su lado y que debe crecer más rápido que ellos para no ser el próximo que se quede…
Y la verdad es que no solo pasa en el mundo digital….