Cada Maestro con su Librito
“Una nueva idea surge de repente y de forma bastante intuitiva, pero la intuición no es más que el resultado de una experiencia intelectual anterior” (Albert Einstein)
Semanas alocadas. Desbocadas.
La competencia en el mundo del GenAI se ha calentado. No tiene retorno. Las platas fluyen, pero esperan respuestas. Se están dando.
Justo en la semana en que se recordó el nacimiento de Einstein, el día de Pi, 3-14, casi como un regalo a su legado, cada nuevo lanzamiento, cada anuncio, pone la vara un poco más allá, más o menos cerca de la inteligencia artificial general.
Demasiada energía y poco reposo. E = mc2. Todo a la velocidad de la luz.
El debate está abierto, quienes saben del tema dicen que el año próximo la IA sabrá más que cualquier ser humano vivo, y en 2030 más que la suma de toda la humanidad. La entrevista a Ray Kurzweil es muy reveladora. Pocos expertos como él, con tanta experiencia. O intuición. O ambas, tal vez, como decía Albert.
Pero también están quienes insisten en que esa realidad no está cerca, que la IA no razona, que eso no va a suceder, no al menos en plazos cercanos. Será como con los coches autónomos, siempre faltarán 10 años.
OpenAI ya no está solo, Anthropic se puso a la altura, Mistral y otros nuevos emprendimientos europeos empiezan a jugar (¡al fin!). China esconde, pero trae. Hay para todos los gustos y ya se empieza a vislumbrar un destino.
Los jugadores tradicionales siguen embebidos en su confusión corporativa y no saben bien como reaccionar para no perder el lugar que tan bien habían ganado en la preferencia de sus consumidores. Era hora de que les tocara tomar un poco de su propia medicina.
¿El ganador? NVIDIA. Todos ponen, por ahora…
Elige tu Propia Aventura
Seré corto, preciso, porque también para mí las semanas son intensas (¡y bendecidas!).
Como en otras oportunidades, coincido con Ben Thompson, y en este caso recomiendo muchísimo leerlo, o escucharlo:
El mundo digital actual es de quienes han sabido curar los contenidos, quienes se benefician con la abundancia, los que supieron ponerse en el medio, agregando, ordenando, concentrando la demanda y distribuyendo (cuando ocurre, cada vez menos) la oferta.
Pero… el universo sigue cambiando, linealmente o en círculos concéntricos. Y el momento se acerca: elige tu propia aventura, tu propia Internet.
Quizás si se da la información masticada, digerida, rápida y eficaz, las personas no necesiten mucho más en este presente hiper activo, abundante de contenidos, escaso de tiempos.
Profetizaba Yuval Harari:
“What will happen once we can ask Google: ‘Hi Google, based on everything you know about cars and based on everything you know about me (including my needs, my habits, my views on global warming and even my opinion about Middle Eastern politics) – what is the best car for me?’
If Google can give us a good answer to that, and if we learn by experience to trust Google’s wisdom instead of our own easily manipulated feelings, what could possibly be the use of car advertisements?”
Postulaba en ese entonces, hace ya demasiados años, allá por 2018, que el mayor afectado iba a ser el mundo del marketing y la publicidad. Quizás no supo predecir que el primero iba a ser el mismo Google, que se beneficia de esa industria como nadie. Del mismo modo que hoy le cuesta predecir, encerrado en sus propios dilemas éticos, cómo se va a comportar la humanidad con esta nueva realidad imparable.
Los modelos fundacionales y, sobre todo, las herramientas que se montan sobre ellos, compiten por la preferencia de los usuarios. Todos tienen defectos, todos virtudes.
Todos aprendieron de la infinita cantidad de datos acumulados en los últimos 25 años sin control, almacenados por aquí y por allá, capturados, procesados, anonimizados o no, quien sabe. Derechos humanos perdidos, o al menos postergados.
¿Qué los une? La intervención humana. Defecto y virtud a la vez, dependiendo de la mirada del espectador. Mientras alguien más decida lo que es bueno para nosotros, quedaremos atrapados entre los Altruistas Efectivos y los Aceleracionistas Efectivos. O algo en el medio.
El futuro de la AI será la personalización o no será nada. Elige tu propia aventura.
Cada maestrito con su librito. Pero mejor el nuestro, ¿no?
La competencia será feroz, porque tocará volver a repartir la demanda. Las generalizaciones quizás sirvan para algunos casos de uso, pero otros requerirán especializaciones. Y eso ha comenzado a aparecer. Ese es el destino que ya se vislumbra, tanto como la necesidad de que nos dejen elegir quiénes somos y qué queremos.
Si la herramienta nos da una respuesta efectiva, no necesitaremos volver tan seguido a consultarla, a iterar, a refinar el resultado. Ni a elegir. Harari’s style.
Cuanto más útil y rápido sea, más corta la interacción, menos oportunidades de negocios, con mayor demanda computacional y más costos.
Barajar y dar de nuevo. Disruptor… disrupted.