¡Que Nvidia!
"Un hombre solo tiene derecho de mirar a otro hacia abajo cuando tiene que ayudarlo a levantarse” (Gabriel García Márquez)
Fue una semana intensa, extraña. Viajé por trabajo a Brasil y eso me dio oportunidad de transitar los días entre dos tipos de Nvidias, que más que envidias son pura y honesta admiración:
Por el pueblo, la cultura y el profesional brasileño.
Por el sacrificio y optimismo obstinado del emprendedor.
Fue tan cansadora la travesía que no creo que este artículo salga muy largo, pero no quería dejar de pasar por aquí, al menos para aportar algunas ideas, promover ciertas reflexiones.
Debo confesar que soy un argentino atípico: me gusta el fútbol brasileño, creo que juegan mejor que nosotros, si, cada una de sus cinco estrellas la tienen bien merecida (ok, cuidado, nosotros también, ¿eh?), puedo recitar de memoria la formación del scratch de 1986 -eso, el año que lloré de alegría con la consagración de D10S-, adoro la bossa nova, a Tom Jobim y João Gilberto, a la Música Popular Brasileña y todos sus derivados, admiro su personalidad desinhibida, la sensualidad de su tonito al hablar. ¡Qué decirles!, creo que soy atípico porque lo cuento sin pudor, que no me creo que los demás argentinos no piensen como yo, solo que no se animan a declararlo. ¡Vamos, que la envidia es, ciertamente, la admiración mal gestionada!
Hace más de 20 años que tengo contacto profesional con Brasil, desde la primera ola de Internet, cuando teníamos que salir a conquistar Latinoamérica antes de que... ¡bum! Y si hay algo que me sorprende -además de su alto profesionalismo- es que no conozco un solo trabajador de ese país en la industria en la que me desenvuelvo que no hable o intente hablar en español conmigo. Que no, que no es portuñol, que intentan hablar castellano porque lo estudian, porque les preocupa, porque lo hacen bien, aún cuando no puedan pronunciar la jota. Y yo voy por ahí -como les reconocía en las reuniones esta misma semana- hablando español con sotaque carioca, “haciendo como que”, solamente por el hecho de haber tenido que pasar largo tiempo viviendo en su país, tan desvergonzado simulando con mi cédula del Mercosur por sus ruas.
Una sana Nvidia, eso…
La sana Nvidia
Como tuve que estar muchas horas dentro de un avión, preparé mi artillería de contenidos para leer, escuchar, ver. Entretenimiento, trabajo, estudio, de todo un poco, que cuando se viaja de día cada hora dura más de 60 minutos.
Y esta semana, entre tanta información, me quedo con NVIDIA. Y no solo por la buena cacofonía con el tema de referencia, sino porque me parece que aporta algo positivo. Y tengo ganas de un poco de positivismo, para variar, en medio de tantas situaciones negativas que me tocan vivir.
Igual, para quienes quieran preocuparse un pelín, les dejo a Tristan Harris hablando del Dilema de la Inteligencia Artificial. Vean The Social Dilemma en Netflix, consuman aquel capítulo de The Black Mirror, y luego trasladen todo eso hacia el nuevo hype de la AI generativa. Eso. Cada quien sabrá ponderar.
Me lo encontré a Tristan en un episodio del Podcast de Kara Swisher que también merece la pena escucharse.
Y en esa misma línea, y sin querer abusar del tema, el aporte de otros dos contenidos muy interesantes (un poco densos, eso sí), sobre los Transformers:
Un video de Andrej Karpathy explicando con buen detalle el proceso de aprendizaje de los asistentes GPT (como ChatShipití), de la charla que dio en el evento Build de Microsoft: State of Shipití.
El impresionante documento de Stephen Wolfram, enseñando puntillosamente como funcionan estos bichos: What Is ChatShipití Doing … and Why Does It Work? No, no lo terminé de leer aún, ya dije que era denso (y larguísimo). Aprovechen ahora antes de que lo cierre porque lo hizo libro para vender. Al que prefiera, me pide el PDF, que por ahora es gratis y no puede reclamarme. Al que se suscriba a este Newsletter, comparta este artículo o traiga un amigo, se lo regalo.
Entonces, ahora si, lo positivo, con el invalorable aporte de Jensen Huang, Ben Thompson y Matthew Ball.
Digamos que fue una combinación de eventos, que se dieron más o menos a la vez.
Me llamó mucho la atención que finalmente una empresa de hardware le pisara los talones a Apple. Cierto es que no se dedican a lo mismo, pero que el mercado financiero mundial llevara la valoración de NVIDIA a 1 trillón de dólares es para destacarse (de paso, qué lío hacen los gringos con los billones, los trillones y los xxxllones. Ese trillón en verdad es un billón para nosotros, pero bueno, digamos 1 trillón, para no desentonar con el título de la nota de The Verge).
¿Qué hay detrás de esa valoración? Por supuesto que sus estimaciones futuras de ingresos y la moda-no-tan-moda de la Inteligencia Artificial (también el/los Metaverso/s y toda la industria de los videojuegos y las necesidades de graficación 3D). Pero, más allá de eso, hay algo mucho más profundo y -quizás- persistente que justifica el precio: el novedoso modelo de Accelerated Computing.
Mucho se habla desde hace años de la Computación Cuántica como gran disparador de la exponenciación. Como toda gran disrupción, como suele decir Peter Diamandis en sus “6Ds” (busquen, busquen, que no todo es un click en la vida), se van a necesitar aún décadas para pasar de la “etapa decepcionante” a la “etapa disruptiva” de esa tecnología, si es que algún día llega (no quiero distraerlos, pero esta semana Diamandis y su socio Salim Ismail lanzan su nuevo libro sobre Organizaciones Exponenciales. ¡Atenti!).
¿Qué hacemos mientras tanto con las necesidades imperiosas de poder computacional para el Metaverso y la IA? Bueno, ahí aparece el amigo Jen-Hsun y sus diseños, no solamente de chips, sino también de ecosistemas de software y datacenters.
Quien mejor ha explicado la teoría detrás de este modelo es, como no, Ben Thompson en uno de sus Updates de esta semana: Nvidia Earnings, Jensen Huang’s Defense, Training Versus Inference. Si yo lo leí, ustedes también. Solo les dejo el final, el argumento principal que fundamenta la valoración trillonaria:
“That’s the key point: long-term differentiation in tech is always rooted in software and ecosystems, even if long-term value-capture has often been rooted in hardware; what makes Nvidia so compelling is that they, like Apple, combine both.”
Pocas empresas en el mercado tech logran lo que Nvidia y eso… provoca en-vidia, digo, admiración.
¿Cuál es el impacto de esa diferenciación? La creación de ecosistemas, como argumenta Thompson. ¿Qué efecto positivo revolucionario genera un ecosistema -para él y los suyos, claro, para el resto ya veremos-? Una vez más, quien mejor explica la teoría de los ecosistemas digitales (lo que en otros envíos he llamado economía de plataformas) es Matthew Ball en su más reciente ensayo: Big Tech’s Biggest Bets (Or What It Takes to Build a Billion-User Platform). Billion = 1.000 Million, osea.. écir.
Aquí el resumen no es tan positivo, porque lo que demuestra con ejemplos es que cada uno de estos grandotes bullers pierde fortunas durante décadas antes de lograr quebrar la resistencia y generar con sus plataformas tanta rentabilidad que asusta.
Ahí lo tienen entonces al nuevo niño bonito de Silicon Valley que, entonces y como corresponde, dio su sentido “commencement speech” universitario. Más allá de la ironía, fue sentido de verdad para quienes podemos admirar -como decía al principio- el optimismo obstinado del emprendedor.
No lo hizo en EE.UU. sino en su Taiwán natal. Extrañamente lo dio en inglés y aquí se los dejo para terminar:
Emprendedores seriales, optimistas, obstinados, exitosos de tanto insistir con talento. Un rasgo de personalidad que no tengo pero que, como me sucede con mis amigos brasileños y sus virtudes, N-vidio y Ad-miro. ¡Chau!
Un lujo que me acompañasen hasta aquí, ojalá este ensayo les haya aportado a su propia reflexión.
Para los que llegan por primera vez, algunos tips sobre este Newsletter:
¿Por qué escribo? Porque quiero devolver a la comunidad profesional de la industria de medios y la industria digital todo lo que he aprendido en estos más de 30 años de trabajo. He tenido muy buenos mentores que me han enseñado, he trabajado y sigo trabajando mucho, toca entregar lo que sé. La reflexión la hice después de preparar y dar mi Charla TED, me parece que es el momento adecuado.
¿Dónde encuentran mis ensayos? Aquí, en www.liberini.com, en LinkedIN, Facebook y Twitter. Por favor suscríbanse, y si les interesó, comenten y compartan. Todo aporte me resulta valioso.
¿Por qué escribo así? Porque soy así, un poco irónico, un poco sarcástico, un poco sentimental, un poco curtido ya. Un poco soberbio y cabrón, claro, también. Soy argentino, ¿qué más decir?
¿Qué imágenes uso? Como tengo varias décadas trabajando en la industria de contenidos, soy muy respetuoso de la propiedad intelectual, el derecho de autor y el uso de imágenes de terceros (porque sé lo que cuesta producir y crear, como para que cualquiera se lo lleve por ahí). Entonces solamente uso embebidos (de Youtube, Twitter, Spotify, etc.), pero si quiero insertar una imagen, debería pedir autorización y no tengo tanto tiempo disponible. Decidí entonces recurrir a mi familia creativa: las pinturas son de mi esposa Verónica, artista plástica; las fotos son de mi hermano Pablo, fotógrafo. Ambos ingenieros. Las imágenes no tienen que ver con el tema, pero me pareció bueno que los conozcan porque son muy talentosos. Me estoy quedando sin insumos y quise aprender más de cerca sobre las herramientas generativas de Computer Vision. Por eso incluí algunos de esos “originales”, también.
¿Dónde más pueden verme, escucharme, leerme? En general aquí, pero también tengo algunos otros espacios donde he estado hablando. Traté de poner una sección en el sitio web para ir actualizando con las invitaciones que me llegan. Aquí lo pueden ir viendo.