Semanas intensas de novedades. ¿Otra vez? Será la costumbre. A nadie le importa.
Cambia, todo cambia. ¿Otra vez? Sí, debe ser la costumbre. A nadie le importa.
Al final, todo se hace paisaje. Breve paisaje, hasta que se hace eterno. O hasta el próximo cambio. ¿Otra vez? Costumbre. A nadie le importa.
Encontré esta maravillosa pieza publicitaria, muy reciente, pero no sé si esa palabra sigue siendo válida. No, “maravillosa” no, “publicitaria”. Si eso aún existe o ya está muerto y no nos dimos cuenta. Un Sexto Sentido.
Y creo que es así, efectivamente. A nadie le importa.
Lo decía en uno de mis primeros ensayos, observando el comportamiento digital de mi propio hijo pre-adolescente.
Lo repetí algunas veces más. Recuerdo esta (casi) última, cuando tocó escribir mi capítulo en un libro colaborativo y ya no pude evitar recauchutar algunas frases previas. Perdón por la auto-referencia, siempre habrá nuevos lectores interesados:
Seguía así:
“…eció Peter Cushing en Rogue One de 2016?
El cliente, al menos en el caso de los contenidos y su distribución, busca informarse, distraerse, emocionarse.
Hasta ahora ninguna herramienta tecnológica ha logrado sacarme lágrimas tanto como Meryl Streep o Sofía Loren, ninguna plataforma GenAI me hizo cantar a los gritos tanto como Charly García, ningún escritor “ChatGPTeado” me tuvo en vela toda la noche por no poder dejar de consumir los capítulos de un libro, tanto como Cortázar en Rayuela o García Márquez en Noticia de un Secuestro.
¿Va a pasar? No tengo dudas. ¿Tenemos que prepararnos? Por supuesto. ¿Podemos evitarlo? Claro que no. Mejor dejar de resistirnos por una vez, y aprender de los palistas en medio de un río torrentoso. No se cansan remando contra la corriente: miran más allá, descubren dónde están las piedras que deben evitar, dónde los mejores flujos de agua que deben aprovechar, maniobran para llegar más rápido al siguiente remanso. Que siempre existirá, como siempre ha existido. Busquemos mejor los remansos, que la vida sigue.”
Alguien siempre estará atento
No sé porqué Midjourney se pone un poco distópico cuando se usan prompts muy genéricos, juro que intenté varias opciones, pero en todas el resultado era parecido al que ven más arriba.
No es mi intención. Estoy seguro de que siempre habrá alguien atento. Que “A Nadie le Importa” puede aplicar para algunas disciplinas, como ha sido siempre, pero no para la vida.
Volver a lo básico. Con más progreso tecnológico, con más o menos progreso humano.
El futuro de la tecnología aplicada será el presente potenciado. Casos de uso. Así como el presente es el pasado tan anunciado. No nos dimos cuenta. Pasó y aquí lo tenemos. Lo usamos, se hizo obvio y natural. Swipe Right.
Lo había avisado Steve Jobs en 1995. A nadie le importó:
Entonces, no hay nada nuevo bajo el sol:
Las búsquedas en Internet se convertirán en respuestas desde Internet, ya por Perplexity, ya por OpenAI (¿ya no por Gemini?). Y de verdad, a nadie le importará, ¡al fin!. ¿O acaso alguna vez Google nos dijo qué traía debajo de su capot? ¿O nos enteramos cuando fue cambiando su Page Rank y le fue agregando inteligencia artificial predictiva, conociéndonos cada vez más? Hasta que quizás -solo quizás- se volvió demasiado codicioso.
Y así también cambiará radicalmente el modo de producir videos. Y, naturalmente, de consumirlos. A algunos nos importará, pero a muchísimos otros no. ¿No está bien, acaso? Lo decía Cristóbal Valenzuela estos días cuando anunciaba Act-One de su empresa Runway:
“Ya hemos superado el umbral de preguntarnos si los modelos generativos pueden producir vídeos coherentes. Un buen modelo es ahora la nueva base. Generar píxeles con prompts se ha convertido en commodity. La diferencia radica (como siempre ha sido) en lo que se hace con un modelo: cómo se piensan sus aplicaciones y casos de uso, y lo que se construye en última instancia.
Ha habido una obsesión con la tecnología, con gente tratando de averiguar qué hacer con los modelos. Ahora es el momento de empezar desde el otro lado y trabajar hacia atrás, hacia la tecnología. El porqué importa. Por fin.”
Importa. El “porqué” importa. El “a quien” no siempre.
Celebremos la vida, Aquellas Pequeñas Cosas, que es lo único que nos queda.
¡Si “el Nano” nos lo pide, que así sea! Amén.