Dictamen de Minoría
"Muchas personas mueren a los 25 años, pero no son enterradas hasta que tienen 75" (atribuida a Benjamin Franklin)
Vaya este homenaje en el comienzo, con profunda admiración y nostalgia, para Georgios Kyriacos Panayiotou, George Michael, quien esta misma semana que comienza hubiera cumplido 61 años.
Murió joven, demasiado joven para un talento tan grande. Vivió su vida intensamente, tanto que no logró soportarla. Un alma atribulada, como se describe en Wham!, de Netflix. Lo enterraron a los 53, quizás menos edad que la que realmente tenía al morir. Un rush.
Me costó decidir qué canción dejarles aquí para que escuchen mientras siguen leyendo. O para que escuchen y vean, se detengan, y quizás no sigan, cosa que estaría muy bien también. Yo lo entendería perfectamente.
Opté por esta versión de Kissing a Fool, creo que porque su letra hoy tiene un doble sentido para mi:
Pero para quien tenga un rato más de tiempo y ganas, como me pasó mientras elegía, bueno, tal vez Jesus to a Child o Don’t Let The Sun Go Down On Me sean buenas opciones también.
Semana de recuerdos intensos de mi propia vida la que acaba de terminar. Un aniversario, quizás el más importante, me hizo mirar hacia atrás para tomar impulso para seguir yendo hacia adelante. Eso. Con ganas, entusiasmo. Con razones. Al futuro.
Futuro
¿Se puede predecir el futuro, planificarse y ya? No creo. El futuro se construye a diario y por eso, tal vez, hay quienes parece que nos empujan, que provocan cambios que no buscábamos. Salir de la zona de confort. Esos que piensan y hacen. Diferentes.
Cosas que aparecen por alguna razón. En el momento adecuado.
Otro aniversario, en este caso del estreno de la película Minority Report, de Steven Spielberg, hizo que una de las cuentas de X que sigo regularmente (ya basta de decir “la ex Tw…”, ¡ya hagan el duelo, por favor!) escribiera un hilo contando la historia detrás de la historia.
Hace más de un año, en Escáinet (sí, así escribía entonces), uno de mis primeros -y largos- ensayos aquí, recordaba esa película que me había marcado, a la que había usado incluso en alguna presentación corporativa poco tiempo después, para intentar, yo también, predecir lo que vendría. No lo hice tan mal, argumentaba en mi artículo. Ciertamente no.
Algo me había sorprendido singularmente. Seguro la buena historia de Philip K. Dick, la excelente producción, actuación, dirección.
Había algo más: una impecable, aunque distópica visión de un futuro probable. No era casual. No había sido la letra inspirada de Dick la que organizó ese detalle. Fue la decisión de Spielberg, que optó por rodearse de científicos futuristas con quienes construyó ese ambiente.
Hace un año, como ahora, recorría la historia de aquel Think Tank Summit convocado por el fundador de Global Business Network para imaginar con el creador de la película la vida en el año 2054.
Mucho se habló en el medio, otro tanto más se escribió.
Estamos ahora casi a mitad de camino entre el estreno de aquella película y su diseño de producción futurista tan realista, y el año del distópico y oscuro futuro que imaginaba. Y casi todo aquello hoy ya existe o es posible: interfases táctiles, escáneres de iris, coches (casi) autónomos, nano-robots, reconocimiento de gestos, publicidad (hiper) personalizada, (casi inservibles) e-papers, jetpacks que te queman el k-lo.
Sin embargo, seguimos sorprendiéndonos de algunas cuestiones tan obvias que ciertamente me pregunto si es sorpresa o resistencia.
Si, claro. Los cambios generan estrés. Nada es gratis, nada se puede dar por hecho ya. Cuando decimos que vivimos en Beta es porque efectivamente es así. Y mejor acostumbrarse. El estado de confort ha dejado de existir, si es que alguna vez efectivamente sucedió.
Parece increíble, como leía en estos días una vez más, casi como un berrinche, un capricho, que cuando una nueva tecnología nos penetra y nos abruma, inicialmente no sepamos para qué usarla. Hoy es el tiempo de los LLMs, como en su momento fue el del teléfono.
Aquello que en su momento se intentó usar como un radioteatro, por falta de utilidad momentánea, mutó hoy a un intento de reemplazo de un buscador.
Parece que el destino de la humanidad es no entender lo que tiene entre las manos hasta que es demasiado tarde. Las piezas del rompecabezas terminan encajando, circularmente, casi siempre.
Como dice repetidamente Steven Sinofsky, “apenas funciona, ya no es más Inteligencia Artificial”:
When one of these productization moments happens it is heralded at first as an advance of AI. Then almost in a blink no one thinks of those innovations as AI anymore. They simply “are.” The world resets around a new normal very quickly and what’s new is just cool but rarely has it been referred to as AI. This is the old saying “as soon as it works, it is no longer AI.”
Así como en todo: hasta que se nos hace paisaje…
No, terminar así no. Mejor hacerlo como aquella vez que Encías Sangrantes le dijo a Lisa Simpson: “¡Aahhh, que demonios, otra vez desde arriba!”.
Disfruten de George:
… al menos mientras Youtube lo permita, ¿no?
¡Ah! También era el aniversario de esta joya: https://x.com/fifaworldcup/status/1804455790293467384