Hoy será bien distinta la cosa. No es que quiera dar demasiada razón a quienes me aconsejaron que fuera más conciso en mis ensayos, la explicación es otra.
Uno mira al costado del navegador y ve el scroll vertical con el cuadradito chiquito e, imaginando un texto largo, se toma un respiro antes de empezar a leer. O varios. Me pasa, lo entiendo, sucede a menudo. Y más en estas plataformas de Newsletters. No es que yo sea raro escribiendo largo y profundo, es que precisamente estas herramientas -Substack, Medium, Mirror- están pensadas para eso. Tómalo o déjalo (tómalo, por favor, tómalo).
Pero hoy será bien distinta la cosa: cuestión que estoy tomando un descanso por unas pocas semanas. Seguro el mundo seguirá evolucionando (o involucionando) y continuará girando sin esperar(me). Momentos agitados, cambios a diario en el mundo digital.
Entonces, toca enfocarse en la familia, la famiglia.
Se me cruzaron un par de veces en la semana escenas de El Padrino mientras trabajaba. No sé porqué, pero me pasan estas cosas, cuestiones extrañas de la memoria. Neurociencia.
Como Don Corleone le dijo a Johnny Fontane: “Un hombre que no pasa tiempo con su familia nunca puede ser un hombre de verdad”. Y yo, al menos, quiero ser un hombre de verdad.
Y que mejor escena para entrecruzar el “trabajo” con la familia que aquella donde Clemenza le pide a su secuaz que no se olvide del recado de su esposa: “Take the cannoli”. ¡Ni más faltaba!
Escena icónica de película ídem. ¿Por qué? Porque lo primero es la familia.
Entonces toca dejar las “armas” y no olvidar i cannoli.
Ci vediamo!