Baloda para un Loco
"¡Demonios, aquí no hay reglas, estamos tratando de lograr algo!" (Thomas A. Edison)
“Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao…” declaraban los versos al inicio de la sección melódica del tango “Balada para un Loco” de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer, evocando aquella noche porteña de la avenida Callao que tenía al poeta uruguayo como protagonista fiel.
Estrenada a fines de los ‘60s por Amelita Baltar, musa inspiradora del bandoneonista, la canción fue versionada miles de veces por los mejores cantantes.
Dejo aquí una de las pocas que encontré en vivo con el mismo Astor y su quinteto, para que regocijen sus oídos mientras leen esta breve oda:
¿Oda, dije? No, tampoco para tanto. Jamás se me ocurriría ensalzar a una persona tan compleja como Elon Musk. Sí, en cambio, un reconocimiento, una simple balada -como el tango- para un loco. (N. de la R.: me di cuenta tarde, después de publicar, pero no, tampoco fue una balada, más bien ha sido una balOda. Eso es, sí)
Pensaba así alguna de estas últimas noches de lecturas y videos rápidos, mientras veía retornar a tierra, finalmente, al Starship de SpaceX. Un punto de inflexión, de no retorno.
¿Por qué él y no otro?, reflexionaba. ¿Cómo es que una persona puede ser, a la vez, experto en implantes cerebrales, coches eléctricos, campos de energía solar, naves espaciales reutilizables, modelos de inteligencia artificial y… redes sociales?
Quizás no sea particularmente experto en ninguna de estas tecnologías (seguro que en la última no lo parece). Quizás lo sea en todas. De lo que no quedan dudas es que, hoy por hoy, es casi el único que nos muestra el camino hacia el futuro. Que lo construye. Que lo ilumina. Que lo lidera, destruye, corrige. Todo a la vez y simultáneamente.
¿Está loco? Quizás. ¿Equivocado? No creo. Un poco exagerado, tal vez, solo el tiempo nos llevará donde las fuerzas indiquen. Como siempre. Ahora más aceleradamente que nunca antes.
¿Mejor ver sus actos y proyectos que leer sus opiniones? Bueno, pues, lo mismo hemos hecho durante toda la historia de la humanidad con casi todos sus antecesores. Queremos cancelarlo a él mientras aprovechamos nuestro estado de confort, construido vaya uno a saber por cuántos otros locos insoportables que no opinaban tan abiertamente, que existieron en eras previas a las de esta globalización tecnologizada que los deja a mucho menos que seis grados de distancia de nuestros ojos.
Como dicen que tal vez dijo Alan Turing: “A veces son las personas de las que nadie puede imaginar nada las que hacen las cosas que nadie puede imaginar”. O, mejor aún, como ciertamente sí hizo decir Steve Jobs:
“… aunque algunos pueden verlos como locos, nosotros vemos genios, porque las personas que están lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo, son las que lo hacen.”
Esta es mi balada, entonces. De un loco para otro loco, que nadie tiene asegurada la cordura para siempre.
Al menos yo, feliz de estar en este presente, en medio de estos sacudones. Porque, como bien relataba Haruki Murakami en “Kafka en la Orilla”:
“… una vez que pase la tormenta, no recordarás cómo la traspasaste, cómo lograste sobrevivir. Ni siquiera estarás seguro de si la tormenta realmente ha pasado. Pero una cosa es segura. Cuando salgas de la tormenta, no serás la misma persona que entró.
De eso se trata esta tormenta.”
Si no vas a hacer nada, al menos córrete y deja hacer. Y, por las dudas, lleva un paraguas…